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Lo prometido es deuda.
Hace unos días os comenté, en una de mis publicaciones de mi cuenta de Instagram, que os iba a hablar en mi blog sobre la experiencia vivida en mi último viaje a Jaén y su Sierra Sur para conocer los productos agroalimentarios de la zona.
Hace unas semanas me llamó mi amiga Ana del blog Cocinando entre olivos para invitarme a una ruta gastronómica que estaba preparando junto a Degusta Jaén.
Un proyecto puesto en marcha por la Diputación Provincial de Jaén para impulsar el sector agroalimentario de esta provincia andaluza, poniendo en valor los productos de su tierra.
Un paraíso interior con 66 millones de olivos
Si no conoces Jaén me gustaría darte algunos datos muy curiosos que estoy segura que no conocías y merece la pena saber:
● Es una de las provincias con más castillos del sur de Europa,
● sus pueblos, Úbeda y Baeza, son Patrimonio de la Humanidad,
● cuenta con 66 millones de olivos,
● su aceite es mundialmente conocido,
● y, Jaén no sólo es AOVE, sino que tiene una gran variedad de productos para todos los gustos.
Ruta gastronómica por la ciudad de Jaén y la Sierra Sur
El viaje hacia Jaén fue un poco largo porque tuve que coger varios trenes, pero la espera no desespera siempre y cuando llegues y te encuentres con gente encantadora que te acompaña a conocer los sitios más bonitos de Jaén y sus innumerables productos de calidad.
Como llegué con tiempo antes de que nos recibieran en Diputación, me reuní con Lara, una de las chicas que venía con nuestro grupo, que también había llegado antes de lo previsto, para tomar unas tapas en Restaurante Casa Antonio que estaba cerca de nuestro hotel. ¡Y menudo descubrimiento! Nos tomamos varias tapas en la barra y salimos encantadas de allí. Todo muy bien y la comida deliciosa. Así que mi experiencia empezaba de la mejor de las maneras.
A lo largo de la tarde del viernes fueron llegando los demás compañeros, todos dedicados a la comunicación gastronómica, y una vez que estuvimos todos reunidos nos llevaron a dar un agradable paseo por el casco histórico de la ciudad de Jaén. Justo en ese momento viví una de las experiencias más bonitas que le puede suceder a alguien como yo que trabajo en un mundo completamente virtual, como es conocer en persona a mis compañeras y amigas Irene y Pilar del blog Y hoy qué comemos. Conocerlas fue una verdadera gozada porque, acostumbrada a cruzar solo mensajes instantáneos, por fin pudimos compartir comidas, sobremesas, paseos y conversaciones con emociones que es lo único que le falta a las conversaciones virtuales, mirar a los ojos, poner gestos a las palabras y reír hasta no poder más. Solo aquellos que tengan amigos virtuales sabrán de lo que hablo, pero ellas seguro que me entienden.
Visitamos el Arco de San Lorenzo, la Catedral y la Basílica de San Ildefonso. Hacía un poco de calor pero andando por la sombra y tomando agua de vez en cuando se sobrellevaba bastante bien.
El día terminó con una cena en el Parador de Jaén, situado junto al Castillo de Santa Catalina, en el cerro más alto de la ciudad y que tiene las vistas más impresionantes de la ciudad. Es un sitio muy bonito donde poder comer cocina tradicional y todo elaborado con los mejores productos de la zona.
Y de aquí al hotel a cargar pilas para la jornada que nos esperaba al siguiente día.
Jaén, tierra de quesos, embutidos, vinos y cerveza artesana
El sábado fue un día muy intenso pero bien aprovechado desde temprano.
Por la mañana, fuimos a visitas Quesos Sierra Sur, una quesería encantadora en Ermita Nueva en Alcalá la Real, una empresa familiar creada por Paqui e Isidro, donde se elaboran quesos artesanos de calidad de diferentes variedades y formatos, yogur y productos sin lactosa. Estos quesos han sido premiados en muchas ocasiones en concursos nacionales e internacionales. Lo que más me llamó la atención fueron sus quesos sin lactosa que curiosamente es el producto más vendido en su tienda online.
De Alcalá la Real nos fuimos a otro pueblo muy cerquita, Frailes, para conocer a Luis, un chico muy majo que está al frente de su empresa familiar llamada Embutidos La Abuela Laura. Luis nos estuvo contando cuáles fueron sus comienzos, cómo surgieron las recetas de sus embutidos y también nos hizo una demostración en vivo de la preparación de uno de sus chorizos.Algo que me llamó la atención, y que no había visto nunca antes, es que tiene un embutido muy curioso que lo llama salchichón achorizado y es porque este salchichón tiene unas pequeñas notas de sabor a chorizo. Es divertida la historia de cómo surgió este salchichón achorizado. Por lo visto, su abuela Laura, la responsable de las recetas de estos embutidos, ya hacía las matanzas como se solía hacer antiguamente; de manera muy casera y artesanal, con todos los miembros de la familia arrimando el hombro.. Y cuenta que cuando terminaban de embuchar los chorizos y metían en la máquina la carne para preparar el salchichón, los primeros embutidos que salían siempre arrastraban algunos trozos de chorizo que quedaban de haberlos preparado anteriormente. De ahí su sabor y su nombre tan característico. Estos salchichones eran los más deseados por todos los nietos de Laura, que siempre andaban luchando por ver quién era el primero en encontrarlo en la habitación donde los secaban y comérselo antes que los demás. Imagina cómo debe estar de rico este salchichón para que los chiquillos no esperen ni a que se seque del todo para zamparlos 🙂
Pero la Sierra Sur de Jaén no es sólo embutidos y quesos sino que también cuentan con unos excelentes vinos con muchos matices y sabores afrutados de la tierra como los de Bodega Campoameno, situado también el Frailes, y la Bodega de Marcelino Serrano en Alcalá la Real. Marcelino es un simpático señor que nos abrió las puertas de su bodega y nos invitó a una estupenda comida acompañada de los vinos en los que ha estado trabajando durante años de forma paralela a su profesión habitual.
Los vinos jiennenses son muy importantes y siempre han sido muy reconocidos a lo largo de la historia. Antes de que se empezara a cultivar el olivar, ya existían viñedos por muchas de sus tierras, sobre todo por Alcalá la Real. En la bodega comimos muy bien. Nos dieron a probar quesos y embutidos con una presentación en plato preciosa, su impresionante AOVE de Alcalá la Real, un rico arroz caldoso, y de postre, cerezas de la zona y unos pasteles del pueblo que estaban increíblemente deliciosos. El pionono me encantó.
Y ya por la noche, para cerrar esta intensa jornada, estuvimos en el mirador de Alcalá la Real acompañados de los chicos de Tierra de Frontera, una pareja que tienen un local donde elaboran cerveza 100% artesanal con unas vistas increíbles a la Fortaleza de la Mota, el lugar más emblemático de este pueblo.
La noche fue maravillosa. Estuvimos muy agusto, echando unas buenas risas y degustando sus cervezas con unas tapitas muy ricas. Me gustaron mucho los embutidos de Casa Montañés, sobre todo el relleno de carnaval, un embutido muy peculiar de esta zona. Disfrutar de la vida, para mi, es simplemente esto: gozar de una buena caña, un picoteo rico, rodeada de buena compañía y unas bonitas vistas. No necesito nada más.
Las cerezas de Jaén; las más codiciadas por los bombones Mon Cheri
Jaén es el mayor distribuidor de cerezas de Andalucía y el tercero a nivel nacional. ¿Este dato lo conocías?
De esto trató nuestro domingo y último día en Jaén, de dar un paseo mañanero por un olivar familiar, en la localidad de Castillo de Locubín, en el que se intercalaban los cerezos cargados de frutos y una vista a la planta de Cerezas y Almendras Castillo, una empresa encargada de procesar y vender las cerezas al por mayor.
Hicimos un recorrido por su fábrica y nos contaron algo muy interesante y es que, los famosos bombones Mon Cheri de Ferrero, están creados con cerezas de este pueblo andaluz, Castillo de Locubín. Por supuesto, pudimos probar esta rica fruta y conocer algunos de sus beneficios.
Mi viaje gastronómico terminó aquí porque tenía que coger el tren a una hora temprana y no me daba tiempo a más. Pero los demás compañeros volvieron a la ciudad de Jaén donde pudieron comer en el Restaurante Bomborombillos.
Una pena que no pudiera probar sus platos porque, según los chicos, estaban riquísimos. Así que tendré que volver pronto para no quedarme con las ganas y probar los platos de este restaurante, uno de los más reconocidos en el último año.
En el tren, de vuelta a casa, tuve todo el tiempo necesario para procesar toda la información y las emociones vividas en este enérgico fin de semana.
Una maravilla de viaje que sin duda os recomiendo si sois tan culinariamente golosos como yo 🙂